¿Qué Es y Cómo Afecta la Dismorfia Corporal al Hombre Gay?

¿Qué Es y Cómo Afecta la Dismorfia Corporal al Hombre Gay?

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Es común no gustarse de vez en cuando, como común es darse cuenta que a veces no hacemos nada por mejorar nuestra imagen y sentirnos culpables. Esto es muy normal, y a veces, cuando lo aceptamos, muchos de nosotros podemos encontrar motivación para cambiar algo que nos desagrada. Sin embargo, cuando hemos llegado este punto y aun no es suficiente es posible que se deba a dismorfia corporal.

La dismorfia corporal es un desorden psicológico caracterizado por una preocupación persistente e intrusiva de la imagen corporal basada en la creencia (real o imaginaria) de estar “defectuoso”. La dismorfia corporal es la mamá de la anorexia, la bulimia, la vigorexia, y la ortorexia, los cuatro desórdenes alimenticios más comunes. También está muy relacionada con la obsesión con la cirugía plástica.

Generalmente la dismorfia corporal va acompañada de estados de ansiedad y depresión relacionados con autoestima y autoaceptación. Hoy se ha descubierto que las personas con dismorfia corporal tienen una afectación no sólo psicológica sino biológica también. Las experiencias de maltrato y violencia, la constante recepción de ideas negativas sobre sí mismos y los estados de depresión y ansiedad pudieran afectar las áreas del cerebro encargadas del procesamiento de información, la regulación de la serotonina y el balance de actividad hemisférica.

Los hombres gay tienen una una alta probabilidad de padecer dismorfia corporal.

La dismorfia corporal nos pega durísimo a los hombres gay. El 25% de todos los casos anuales de desórdenes alimenticios se presenta en nosotros. Somos doce veces más susceptibles de reportar desórdenes alimenticios en comparación con los hombres hetero. Al parecer, este desorden se manifiesta por primera vez alrededor de los 12-13 años de edad, edades sumamente vulnerables para las personas homosexuales.

Foto de nico_blue via iStock

Los gays con dismorfia corporal sentimos vergüenza de nosotros mismos y sufrimos ansiedad y depresión por esto y culpamos alguna parte o característica de nuestro cuerpo por ello. Vivimos obsesionados con detalles muy específicos de nuestro físico que muchas veces sólo nosotros podemos ver. Nuestra imagen se vuelve nuestra obsesión y prioridad pero nunca llegamos a sentirnos completamente a gusto en nuestro propio cuerpo hagamos lo que hagamos.

¿Cómo saber si tengo dismorfia corporal?

Los síntomas generales de la dismorfia corporal consisten en la siguientes conductas:

Los gays y nuestra “mala” relación con el ejercicio.

Ser un hombre abiertamente gay, especialmente los que somos afeminados, tiene su precio: la exclusión de actividades y espacios “predominantemente masculinos”. Rudeza bruta, homofobia, misoginia, insensibilidad y violencia son valores que se refuerzan como aceptables y necesarios para entrar al mundo de los hombres.

Los gays sabemos desde muy pequeños que no identificarnos con estos valores nos hace ser “hombres defectuosos”. Merecemos rechazo, violencia y exclusión por esto. Y aunque nos “castigan” asociándonos al mundo de las mujeres (algunos lo asumimos sin problema) tampoco somos aceptados completamente allá pues no dejamos de ser hombres.

El ejercicio y el deporte son uno de estos espacios “predominantemente masculinos” y los hombres gays nos involucramos en ellos mucho más tarde que los hombres hetero. Esto es muy relevante ya que el ejercicio y el deporte son fuentes no sólo de bienestar físico sino también psicológico. El ejercicio y el deporte son fuentes de autoestima, seguridad y aceptación personal y según algunas investigaciones, son relevantes para desarrollar una imagen y consciencia corporal saludables en la adolescencia. Un antídoto contra la dismorfia corporal.

Foto de Art-Of-Photo via iStock

El ejercicio sin una autoestima saludable no nos sirve.

Por otro lado si un hombre gay llega a reclamar su espacio en el mundo del ejercicio y el deporte generalmente será para fines de mejorar imagen física y aceptación social.

Las motivaciones son generalmente “ligar más”, sentirnos deseables y bellos, sentir el derecho de “seleccionar-rechazar” a “los menos bonitos” (convertirse en una Mean Girl – Chica Pesada), no ser un “maricón gordo”, o bien, sentirse superior a través de los músculos que funcionan como muletas para una autoestima lastimada.

Estas motivaciones nunca traen sentimientos desarrolladores cuando no se tiene una autoestima saludable. Lo único que aportan a nivel psicológico es un “high” de falsa autoestima que cuando se va deja obsesión con la imagen física, fluctuaciones entre el sentimiento de superioridad o inferioridad (competencia y comparación) e insatisfacción y miedo a perder eso que nunca se tuvo: valor y aceptación social.

Cambiar es posible.

Una buena relación con el ejercicio y una autoestima saludable son claves para sobrevivir la dismorfia corporal, sin embargo, el primer paso para cambiar es la aceptación. Si algo hace click en tu cabeza al leer este texto vale mucho la pena explorarlo. Adaptarse y convivir con los demonios internos es posible, y muchas veces es la llave para el cambio.  Es importante que te des cuenta que tu no tienes la culpa de lo traumático que puede ser ser un hombre gay (aun en nuestros días), y que tú mereces toda la felicidad que el mundo te arrebató por ignorancia y homofobia. El cambio está esperándote.

 

Alex Torres es un psicólogo mexicano, mestizo y maricón; psicoterapueta de bases humanista y racional-emotiva, maestro en educación y especialista en desarrollo humano. Le gusta escribir cosas para facilitar el bienestar personal de las personas LGBT. ¡Ah! y también le encanta la fotografía.

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