Necesitamos hablar sobre la comunidad LGBTIQ en el día Mundial de la Salud Mental

Necesitamos hablar sobre la comunidad LGBTIQ en el día Mundial de la Salud Mental

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El autor de este post sobre el día mundial de la salud mental, Paul Jansen, es el asesor principal de «Global OutRightAction International».

El 10 de octubre es el día internacional de la salud mental, un día muy importante para la comunidad. No importa cuánto progreso se haya logrado en reconocer los derechos humanos de la comunidad LGBTIQ, seguimos siendo de los grupos sociales más marginados, encarando discriminación, violencia, acoso, y muy seguido la falta de aceptación incluso se nuestras propias familias.

En este contexto no es de sorprenderse que experimentemos mayores niveles de depresión, ansiedad, y de ideas de suicidio, comparadas con el resto de la población.

Las actitudes discriminatorias también significan que en muchos lugares la asistencia de salud mental no está disponible. Y percepciones continuas de nosotros como desviados y patológicos, pese a que la homosexualidad salió de la clasificación de enfermedades mentales en 1990, y las identidades transgénero fueron removida de esa lista el año pasado, conducen a un flagelo de «terapias de conversión», prácticas que amplifican los desafíos de salud mental existentes, y al mismo tiempo causan daños profundos e irreparables.

En corto, necesitamos hablar sobre la comunidad LGBTIQ en el día Mundial de la Salud Mental.

Estudios sobre la salud mental de la comunidad LGBTIQ predominan en países donde tienen alguna política de protección hacia personas con orientación distinta o identidad de género diferente, donde los niveles de la aceptación social son muy positivos. E incluso ahí, los números son impactantes, En Estados Unidos, de acuerdo con «National Alliance on Mental Illness», las lesbianas, los gays y los bisexuales adultos son el doble de propensos a experimentar alguna condición de salud mental. Los estudiantes gays, bi y lesbianas son cinco veces más propensos a cometer suicidio que sus compañeros, mientras que casi la mitad de las personas trans han considerado el suicidio en los últimos 12 meses.

En Reino Unido, la situación es similar. La organización de la sociedad civil reporta que 52% de las lesbianas, gays y bisexuales, 67% de los trans, y 70% de la gente no binaria han experimentado depresión, en 2019, 61% de toda la comunidad LGBTIQ experimentó ansiedad, y 52% de la comunidad en un rango de edades entre 18 y 24 años pensó sobre el suicidio el año pasado.

Estoy aterrado de imaginar qué números mostrarían los estudios en lo 67 países que criminalizan las relaciones del mismo sexo, o en los que se está llevando a cabo una persecución de las perdonas LGBTIQ.

Incluso en países amistosos con la comunidad, la atención y apoyo pueden ser difícles de encontrar. Seguimos enfrentando actitudes discriminatorias e incluso se rehúsan a brindarnos servicio en cuidado de la salud. Imagina buscar apoyo mental en Nigeria, donde las relaciones del mismo sexo están criminalizadas y «ayudar e incitar» a personas de la comunidad LGBTIQ es ilegal; en Rusia, donde la libertad de expresión en temas LGBTIQ son censurados; o Indonesia, donde la «terapia de conversión» obligatoria amenaza a la gente LGBTIQ. En contextos hostiles, es prácticamente imposible obtener ayuda.

Y luego están las «terapias de conversión», prácticas que dicen «curar», desviar o suprimir nuestra orientación sexual e identidad de género. OutRight emitió un informe sobre esas prácticas el año pasado, y encontramos que se hacen en todos lados. Varían en el nivel de abuso físico y psicológico, nunca funcionan, y siempre causan un daño profundo y duradero que amplifica los problemas de salud mental existentes, e inflijen un daño duradero propio. Y, además, practicantes de salud mental, la gente que debería estar apoyándonos para superar problemas mentales, se encuentran entre los principales predicadores de las «terapias de conversión», inflingiendo de manera voluntaria un daño físico y psicológico.

M.A., un sobreviviente de las «terapias de conversión» en Nigeria nos contó que «la práctica me dejó roto y asustado» y que «durante la mayor parte de mi vida, me han descarriado, mi mente se volvió contra sí misma, corrí, me escondí, lleno de miedo, luché contra mi sexualidad. Pero ahora ya sé, no puedo huir de quien soy. Esto debe parar.»

M.A., está en lo correcto, debe parar. Las «terapias de conversión» han sido prohibidas en Brasil, Ecuador, Taiwán, Malta, y Alemania. Estas prácticas deberían prohibirse en todos lados. Y deberían revocarles la licencia a aquellos practicantes de salud mental que ofrecen «terapias de conversión».

Dentro de todo, la salud mental está estigmatizada y no se habla de ello. La salud mental de una comunidad que a menudo vive en las franjas de la sociedad, lo es más. OutRight está combatiendo eso este año. Acompañados por el actor Stephen Fry, tomaremos parte en la marcha virtual del Día Nacional de la Salud Mental. Por toda una hora hablaremos sobre los desafíos de la salud mental en la gente LGBTIQ, específicamente, del daño causado por las «terapias de converión».

¡Únetenos!

Da click aquí para más información sobre la Marche de la Salud Mental, que tendrá lugar el 10 de octubre, en el día mundial de la salud mental.

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